20090629

Sonrisas sin pretensiones


Que diferentes pueden llegar a ser las sonrisas. No solo desde el prisma con el que se mire, francamente eso no me importa en absoluto a estas alturas de mi vida, sino cómo surgen desde dentro y cómo invaden lo que encuentran a su paso. No tiene porqué ser una sonora carcajada que inunde un grandioso recinto... una simple media sonrisa trazándose en un rostro limpio y sin nada que ocultar puede provocar las más diversas reacciones, siempre positivas eso si.

A veces imagino que ese rostro purificado es el mío, también que al sonreír contagio esa sonrisa, risa o incluso risotada a los que me rodean. Pero no lo pienso en un acto egoísta cómo lo podría hacer antaño, más bien cómo un momento fabuloso, indescriptible... lleno de dicha de la que me gustaría que se contagiaran todos los malhumorados de la tierra.

Otras veces recuerdo aquellos comics en los que el malvado personaje se alimentaba de las almas de los inocentes y anónimos personajes, incrementando su poder hasta la batalla final con el superheroe de turno... por supuesto todas las historias tenían final feliz, pero eso es irrelevante para esta historia. A veces, cómo decía, me imagino no cómo el malo o el bueno pero sí a la la sonrisa cómo protagonista. En vez de apoderarme de ellas, me imagino... supongo que en sueños (quizá lo haga despierto)... me imagino repartiéndolas, pero no como los pacientes voluntarios de las carrozas en el día de reyes, tirando caramelos (a veces a mala leche... van a dar los cabrones cuando se aburren) Me imagino repartiéndolas a través de la mía propia, pues últimamente que sonrío más que nunca... y eso que las apuestas estaban en mi contra. Repartiéndolas sí, y al mismo tiempo disfrutando de las que delante de mi se desplegarían... es complicado explicarlo sin sonar pretencioso, no soy tan buen bueno escribiendo...

Me costaría demasiado trabajo enumerar los motivos que causarían la falta de ese precioso dibujo en la cara de cualquiera, tanto que ni me molesté en empezar esa cuenta absurda. Sin embargo, seguro que son menos los que hacen que TODOS LOS DÍAS dispare sonrisas por doquier... hay gente que hasta se asusta, no comprende tanta alegría... malditos insensatos! No me mal interpreten, por la virgen de Guadalupe, no pretendo dar la impresión de ser la persona más afortunada del mundo porque no lo soy, los que me conocen bien lo saben. Simplemente digo que poco a poco voy disfrutando más de lo positivo y rechazando lo negativo, poco a poco voy comprendiendo cosas que antes ni me paraba a pensar... así de simple. Nunca he tenido tan poco claro el futuro cómo lo tengo ahora, no se que coño va a ser de mi, ni siquiera qué estaré haciendo en septiembre... pero eso, amigos creo que es una de las razones que sí cuento como una de las que me hacen sonreír...





Don Facundo.



20090619

Prosa infumable de retales y desechos

¿Te quieres venir conmigo?, ¿te puedo fotografiar?, ¿me darías un abrazo? No contestes, o sí, contesta, pero no me mires, o sí, mírame, pero no me hagas caso, tan sólo déjame por un momento sentir tu voz y tu mirada, pero luego vete, no vuelvas, tranquila, yo no lo haré. Por favor, no pienses en mí, no opines, vete como viniste, yo no existo, sólo tú existes, sólo tú existes en mí.

Yo soy el individuo
A modo de individuo,
A modo de no poder estar, oliendo el olor trágico de gente, de buena gente, de mala gente. Soy individuo, persona sola y asolada, lo demás es triste y pretende deprimir, consigue deprimir, no es más que eso: la gente extraña ajena al individuo que consigo no ser.

Había doblado por la esquina del estante y se dirigía a leer poesía. Frente a mí se encontraba, aislada en el estudio, eso de pensar le otorgaba más belleza. ¡Qué perfil tan encantador!, es una verdadera preciosidad. ¡Oh, Dios!, ¡qué tres ninfas!, ¿a cuál de ellas le dedico mis palabras?, cualquiera concede inspiración, desato mis instintos y las imágenes se multiplican, piel, labios, senos, ojos inmensos perturbadores. A quién hacer caso, con cuál desvivirse, ya está, orgía festiva, depuración de estilo y sueños tridimensionales. Una dimensión, un deseo que pedir. Tres genios en uno, un deseo cada genio y la vida sigue y los genios se evaporan. Los sueños se realizan y se van. Pasa la vida y pasan los sueños, el ámbar de su dulzura se mantiene en el recuerdo. Aquellas tres damas voraces empequeñecen mi suerte, sus recovecos consisten en desnutrir el olvido. Recuerdo y olvido, ambos juguetones aunque serios y crueles. Esto de olvido y de recuerdo, de genios y deseos, es ficticio y queda al margen, vamos a ser un poco ebrios y riamos, transcender camufla al ignorante y al soñador, y más al margen de todo y más presente que nada, queda dicho: “somos el tiempo que nos queda”(Pepe Caballero Bonald dixit).

No debes estar cansado, hace mucho que mostraste tu retirada. Se la mostraste a ellas y a ti mismo. En un momento arruinaste tu condición envidiable, tu maravillosa capacidad testificada en el cada día. Desde que amanecía confirmabas las expectativas de ser, y nunca lograbas ser y aunque no te importaba el fracaso continuo, a veces hasta te preocupaba, disfrutabas de lo sueños y esperanzas que rodeaban aquellos dulces fracasos. Un espíritu tan cautivador no se merece este final sin fin, este golpear con la misma piedra el mismo cristal.Y yo digo: el hacer añicos un reflejo y aplastarlo con la piedra desesperada es una solución, pero te desdibuja. Buena imagen para un pintor digno, incluso para un escritor patético, pero no como medio de vida y de muerte. La tristeza, íntegra, se asoma y encima se ríe, encadenada en la mueca escéptica, en apariencia sabia y siempre comodísima.

Escribiré un estado de alma poblado de cables y torres de luz, de cementeras y espacios inhabitados, de muros y vías solitarias que cruzan túneles grises llenos de graffitis. Describiré una percepción del mundo solitaria entre gente, con la música golpeando en los oídos y los rostros de la gente que muestran hastío, cansancio, resignación, pesadumbre, diferentes imágenes que se superponen ofreciendo la totalidad que se respira en este vagón de tren de cercanías que cojo cada mañana y que me lleva a la gran ciudad en busca de unas horas muertas que se muestran necesarias para seguir haciendo lo mismo o, mejor dicho, para seguir viviendo. Parece que es imprescindible perder algo de vida para poder vivirla plenamente. Hablo de aquellas siete u ocho horas en las que el trabajo nos aguarda, de aquellas etapas de la vida semivacías con las que vamos o, intentamos más bien, allanar el camino para futuras plenitudes. Camus lo dice bastante mejor: “Es normal dar un poco de nuestra vida para no perderla entera. Seis u ocho horas al día para no morir de hambre. Y además todo es aprovechable para quien quiera aprovechar.”
La estatua no se ha movido, las hormigas, fulminadas, han desaparecido del blanco pedestal. Todo se ve distinto desde la mirada impaciente, desde los ojos inquietos de esa estatua que grita “¡he vivido!”. Resulta extraño desviar tan solo un minuto la atención de tan grotesco espectáculo, la estatua permanece fiel al hormigueo invisible que descansa tras su tosco pedestal a ritmo de sana revuelta contra la ruina desesperada de un pasado apacible por imperfecto, delator por cambiante, limitado por cuerdo y propiamente burgués y curvilíneo. Hay que restar importancia, hay que desdramatizar, la estatua dispone de margen y movimiento, de restos implacables y de ansias por materializar propuestas insanas. Diáspora y vinculación con el inframundo y la noche de luna menguante y habitación iluminada.
Reitero mi postura ante el hallazgo de la misteriosa pena
Maldigo sin titubeos y resto importancia al lamento desprovisto de fondo
Digamos que se trata de una duda inaudita y de un afán obsoleto
Los límites insanos del dolor se analizan a mano alzada y repetimos con obviedad lugares comunes y cartas no escritas
El estupor resiste, el dogma prevalece, la estatua se intensifica
Germina el despego, la distancia y la sordidez
Esa puerta que a cada instante es mecida por el viento, su golpe regular, su sonido suave y tenso.
Ritmo cadencioso, miradas afables hacia un pasado de claroscuros, hacia un futuro de luz indefinida, hacia la eterna sensatez y sus requiebros, sus afiladas uñas de ser extraño, desvelos y otredades. Todo responde al azar comedido, reflejo de una vida disfrutada de soslayo con amargas derrotas y victorias de éxtasis y sonrisa.

Y esta prosa de retales, y este desorden andante fruto de la inconstancia, arte innato poblado de felices situaciones que logran dejarte siempre con la miel en los labios y un sentimiento de vacío que a pesar de todo llena.

R.P. escupe sin pudor

20090618

Mr. Nobody


Constante donante de una amable sonrisa, buscando alguien que lo quiera escuchar pues de veras tiene mucho que contar. Mucho mucho ha pasado y su verborrea se encargará de que lo disfruten en cualquier acera... cerveza en la mano, porro humeante, lo que haga falta con tal de que le escuche un buen cliente, aunque sea un delincuente. Aunque su ego le de las gracias cómo es debido, en realidad no engaña a nadie y lo tiene bien merecido...
Es el eterno pardillo que lucha con todas sus fuerzas para no parecerlo y a veces comete errores constantes como decir frases que ya fueron dichas por otros antes, lo que engrandece su leyenda de idiota imperdonable. Sólo con mirarlo a los ojos desmontan sus teorías y Mr. Nobody intenta recomponer sus argumentos estúpidos preparados siempre para el beneplácito ajeno. Si este no se produce vuelta a empezar, lo que haga falta hasta que sus ojos vacíos vislumbren una sonrisa que alimente su famélico ego. Necesita a la gente, constantemente, su aprobación, su calor, su abrazo y risa... su constante aprobación! No es mala persona a pesar de sus muchos errores y siempre busca excusas para poder recitarlos con elocuencia pasada de fecha intentando así redimir todas sus faltas... aunque sus ojos nunca mienten, siempre vacíos, su mirada perdida en el infinito buscando soluciones rápidas a los problemas que van llegando... y no paran de hacerlo... ridículos parches que tapan a pedazos su bochornoso estado. Por eso baja la mirada, esconde su alma para no ser descubierto... pero siempre hay alguien que alguna vez lo caza, lo deja desnudo ante una multitud ciega y sorda... "gracias a dios" piensa Mr. Nobody, que además es ateo, solo ha sido una persona... "me da igual que luego lo pregone, ese es su problema..." él sigue con sus divagaciones.
Nunca le había pasado algo parecido, al menos él no lo había percibido. Más tarde descubrió que aquel individuo no fue el primero en robarle sus secretos. "Menudo gilipollas" piensa sin tener en cuenta que lo único que han visto es la cruda realidad. Y Mr. Nobody se agobia, se come la olla, no deja de pensar el pregón y sobre todo en las consecuencias... menudo follón.
Se ha pasado media vida sonriendo sin ganas, con una mirada vacía y casi siempre gacha... buscando reprocidades que pocas veces llegaron.
Un buen día Mr. Nobody se hace un canuto en casa, queda con su gente dispuesto ha cerrar el garito donde movía la mano sin púa... pero una de sus viejas faltas le hace una visita al móvil y de repente ya no tiene las mismas ganas... la cerveza le permite volar por los aires pero su ego bucea en el fango... y al día siguiente ... sin más, deja de ser Mr. Nobody.
Ahora, es.


Una falta:




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