20090618

Mr. Nobody


Constante donante de una amable sonrisa, buscando alguien que lo quiera escuchar pues de veras tiene mucho que contar. Mucho mucho ha pasado y su verborrea se encargará de que lo disfruten en cualquier acera... cerveza en la mano, porro humeante, lo que haga falta con tal de que le escuche un buen cliente, aunque sea un delincuente. Aunque su ego le de las gracias cómo es debido, en realidad no engaña a nadie y lo tiene bien merecido...
Es el eterno pardillo que lucha con todas sus fuerzas para no parecerlo y a veces comete errores constantes como decir frases que ya fueron dichas por otros antes, lo que engrandece su leyenda de idiota imperdonable. Sólo con mirarlo a los ojos desmontan sus teorías y Mr. Nobody intenta recomponer sus argumentos estúpidos preparados siempre para el beneplácito ajeno. Si este no se produce vuelta a empezar, lo que haga falta hasta que sus ojos vacíos vislumbren una sonrisa que alimente su famélico ego. Necesita a la gente, constantemente, su aprobación, su calor, su abrazo y risa... su constante aprobación! No es mala persona a pesar de sus muchos errores y siempre busca excusas para poder recitarlos con elocuencia pasada de fecha intentando así redimir todas sus faltas... aunque sus ojos nunca mienten, siempre vacíos, su mirada perdida en el infinito buscando soluciones rápidas a los problemas que van llegando... y no paran de hacerlo... ridículos parches que tapan a pedazos su bochornoso estado. Por eso baja la mirada, esconde su alma para no ser descubierto... pero siempre hay alguien que alguna vez lo caza, lo deja desnudo ante una multitud ciega y sorda... "gracias a dios" piensa Mr. Nobody, que además es ateo, solo ha sido una persona... "me da igual que luego lo pregone, ese es su problema..." él sigue con sus divagaciones.
Nunca le había pasado algo parecido, al menos él no lo había percibido. Más tarde descubrió que aquel individuo no fue el primero en robarle sus secretos. "Menudo gilipollas" piensa sin tener en cuenta que lo único que han visto es la cruda realidad. Y Mr. Nobody se agobia, se come la olla, no deja de pensar el pregón y sobre todo en las consecuencias... menudo follón.
Se ha pasado media vida sonriendo sin ganas, con una mirada vacía y casi siempre gacha... buscando reprocidades que pocas veces llegaron.
Un buen día Mr. Nobody se hace un canuto en casa, queda con su gente dispuesto ha cerrar el garito donde movía la mano sin púa... pero una de sus viejas faltas le hace una visita al móvil y de repente ya no tiene las mismas ganas... la cerveza le permite volar por los aires pero su ego bucea en el fango... y al día siguiente ... sin más, deja de ser Mr. Nobody.
Ahora, es.


Una falta:




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