20090211

Perdiendo el metro


A veces, para muchos... incluido yo, perder el metro es motivo de enfado, especialmente cuando se le cierran a uno las puertas en las narices. Es entonces cuando cada hijo de vecino expresa como buenamente puede su inconformidad ante este hecho, unos con improperios (que llaman la atención con facilidad de los que esperan en frente), otros lo hacen "medio" en silencio (hay gente que se refiere a ello como "rezar") y a otros simplemente se les cambia la cara y se congela en una mueca de amargura.

Esto me pasó a mi esta mañana. Otros días le hubiese echado la culpa a la lectura pues a veces me engatusa y hasta por la calle voy como un zombi sin rumbo aparente. Pero hoy no, iba bien despierto... escuchando música a buen volumen y un paso bien ligado a ésta... Mi primera reacción fue cagarme en la madre del "metro este" (creo que esto tiene algo que ver con nuestra querida presidenta, la espe) ... grito sordo en cualquier caso(por lo menos para mi), las guitarras se encargaban de ello. A continuación, y después de mascullar desconocidos improperios entre dientes,  se me quedó cara de tonto mientras con paso bobo me arrastraba a uno de los bancos del desértico andén... (resumiendo, casi todas las reacciones... como casi todos los pecados)

Empecé a pensar de que forma más tonta se me había torcido el día, pensé con determinación en no dar la coña a mi pobre físio (que aguanta mis agotadoras charlas estoicamente y sin pestañear...) e intentar pasar lo más desapercibido posible en un día que podía continuar perfectamente cuesta arriba...
Pasaron cinco minutos (viva la eficacia de la espe!) y llego el siguiente tren dirección al hospital... entré con la despreocupación del que escucha algo agradable, y yo lo hacía... joder que le voy a hacer...

La sorpresa inicial al ver los vagones llenos de gente me hizo espabilar buscando rápidamente asientos libres. Después el ritual de siempre; me siento, suspiro, subo un poco el volumen, me relajo y espero escuchar algo que me llame la atención en el corto trayecto hasta la última parada de la linea 7. Pero hoy fue diferente...

Con el rabillo del ojo noto como me hacen señas, éstas acompañadas por frases que no puedo oir... medicen algo mientras me llaman con los brazos y dos grandes sonrisas. Más tarde propuse a varios amigos en el gimnasio si adivinarían con quien me encontré... imposible dije, ni en un millón de años... Joder como es la vida. Algún lector despistado, alguno habrá que haya leido más de un "artículo" de este humilde blog... en uno de ellos hablaba de Antonia. Hoy me encontré con ella y su marido en el metro.

Los mismos 89 años (bueno no se si habrá cumplido ya los 90), la misma sonrisa amable, jovial y generosa, su brazo siempre enredado en el de su marido. Él, igual de arreglado, regalandome también sonrisas. Los dos preguntándome por mi estado, por la operación. Sus expresiones rezumaban felicidad... yo les miraba con cierta envidia, después de seis meses los sigo viendo enamomrados... jeje imagino que llevan algo más que eso disfrutando de su matrimonio.

La situación tuvo gracia, yo pensé que la joven iba a una revisión de su rodilla (para los no asiduos; fue operada de una prótesis de rodilla) pero me contó, con una muleta en la mano, que no... que hoy venia al oftalmólogo. De repente y sin saber porqué empecé a regañarle por usar la muleta, de forma continuada enumeré los motivos por los que tenia que andar y ejercitar esa rodilla que no se correspondia, a mi juicio, con su expresión ... todavía de chiquilla, créanme.

Poco antes de despedirnos, ante las faraónicas puertas del "casi prefabricado hospital", me comentaron la forma en que hacía tiempo se acordaron de mi y se estuvieron preguntando por mi estado y sobre todo por mi brazo claro... Una sensación extraña recorrió mi cuerpo... ¿sería posible que eso que me contaban hubiese pasado al mismo tiempo que yo escribía sobre ellos? Solo la idea dibujó una agradable sonrisa en mi cara... no se pudo borrar con nada. 

Nos despedimos como familiares, como los de verdad me refiero... con mucho afecto y con muchas sonrisas en los ojos, esas que luego se reflejan en la boca.
Mi día cambio de rumbo de nuevo y una suave brisa me acompañó hasta la camilla de rehabilitación donde me esperaba Luis que hoy tampoco se libraría de mi pesada conversación y mis bromas "sin sentido".

Besos de Facundo Bonilla... imagino.


4 comentarios:

  1. Hola Facundo B., hoy mi madre me ha dicho que le copie un número de internet..y he estado revisando mi correo y he pensado por qué no leer algo agradable, así que, he abierto la lista de 'favoritos' y aquí me tienes. Ahora parece que soy una lectora más de tu grandioso blog. Por cierto, me alegro mucho que tu día haya terminado bien al haberte encontrado con tu amiga y su esposo.
    Saludos,
    L.M

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  2. Vaya! pensé que nadie leería PRECISAMENTE este "art", me di cuenta al terminar y echar un vistazo interminable a sus párrafos... que son muchos más de lo normal, pero no lo pude evitar.

    Lo que todavía no me quedó claro es quién lo leyó; tú, tu madre o lo dividisteis por la mitad debido a su extensión, ésta última opción es la que me parece más lógica...

    Gracias mil por lo de lectora más, y por el calificativo grandioso usado para referirte al que también es tu blog...

    F.

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  3. joder soy un inepto, es la segunda vez que intento escribir un comentario y se me a borrado todo, bueno tampoco es que fuera muy largo pero......
    en fin, que me he emocionado leyendo este articulo, será que mi lado mas sensiblero esta un poco rebelde esta mañana, o que te expresas con grandilocuencia (pedazo palabro, he?). Pues eso, entrañable pareja de jovenzuelos bienhumorados, que no es facil hoy en día...

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  4. Querido anónimo, la dicha me inunda al saber que noy el único inepto al que se le han borrado V A R I O S mensajes respondiendo a comentarios de los intrépidos lectores...

    Lo que sigo sin comprender es porque es este "post" precisamente el que más comentarios está generando... el que más se esta leyendo (quizá) si es un troncho de mil párrafos...

    soy feliz de todas formas.
    mil gracias y besos por doquier...

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